Carta para un amigo de todos

Carta para un amigo de todos

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Juan de Dios Soto Morales, JUANITO para todos nosotros, nos dejaste hace poco más de un mes.

Nos quedaremos con tus recuerdos, con los momentos compartidos, con tu humildad, sencillez, honestidad, caballerosidad y por el tremendo respeto hacia todos nosotros, tus compañeros de trabajo.

Un hombre muy trabajador, sano de mente, cariñoso, responsable, luchador con la vida, un fanático de la música ranchera, donde todos los que en algún momento estuvimos como tu copiloto fuimos testigos de esa música del norte. Uno se subía al auto para ir a terreno y esa música le subía el ánimo, te alegraba el día, y para qué decir cuando en el patio se escuchaba música, todos sabíamos que venía del auto que manejaba Juanito, una persona alegre, feliz.

Un ejemplo de padre, un amor incondicional por tu señora Graciela, la “Viejita” como decías tú cuando te referías a ella, con quien estuviste casado 43 años, y una admiración por tus hijos, Teresita, Juanito y Felipe.

Recuerdo cuando llegaste a trabajar como mayordomo a la Municipalidad de Los Andes el 1 de abril del 1983, cuando el alcalde era don Carlos Uzal Thibaut. Venías desde el sur de chile, de Río Claro, comuna de Yumbel, tierra que tanto amabas y que te vio nacer un día 27 de julio de 1955. Hablabas con tanto cariño de tu “terruño” como decías, de las maravillas del sur, Yumbel, Chiguayante, Laja, Talcahuano, Río Bueno, sin duda tierra también de ricas longanizas que mucho de nosotros te compramos cuando traías de tus viajes de esos lugares.

Juanito, todos recordaremos que para ti no había descanso, todos sabíamos de eso. Terminabas tu jornada laboral en el municipio y si era verano tomabas tu amiga fiel, la bicicleta y con la cajita en la parrilla salías a vender helados, ibas al estadio o algún evento en la plaza o parque, ahí estabas presente, los que comprabas ahí en la heladería que estaba a la entrada de la Galería Comercial (desde hace varios años ya no existe), yo fui testigo muchas veces de tus compras en ese lugar.

Años después te compraste tu primera camioneta con la cual hacías fletes. ¡Juanito, no trabaje tanto!, le decíamos. La “Viejita” y los niños tienen que tener sus cositas y para eso hay que trabajar duro, nos contestaba, sin duda todo un ejemplo.

Amigo Juanito, son tantos recuerdos, como olvidar por ejemplo tus expresiones cuando te dirigías a algunos de nosotros. ¡Hola “AMIGOOO”, “MIJOOO”, “HEJALEEE”; o de los viajes a Argentina, gestionados por nuestra asociación, sobre todo en ese feriado largo y el paso por la Aduana que fue toda una anécdota cuando veníamos de regreso al país.

En fin, no habrá momento del día en que no nos acordemos de todo lo que vivimos y compartimos contigo en estos 37 años de servicio público que estuviste en la Municipalidad de Los Andes.

Como olvidar que a pesar de tus dolores de espalda y rodillas salías, como parte del equipo municipal, a atender a las personas que viven en situación de calle. Son muchas historias sin duda.

JUANITO: Si supieras la cantidad de mensajes y correos que escribieron tus colegas, además de vecinos y amigos que te conocían cuando se supo de tu partida, cada uno quería expresar su sentir, su pena y destacar tus cualidades. Para muestra un botón, uno de esos escritos por una colega tuya: “Hay personas que en la vida nacen destinadas a dejar huellas por donde sus pasos le lleven”. Sin duda tú eras una de esas personas, por tu forma de ser en la vida.

Al concluir esta carta, que es el sentir de tus compañeros de trabajo del municipio, especialmente de la vieja escuela como decimos, contarte Juanito que antes de irte a tu última morada, el cortejo pasó y se detuvo por unos minutos en el frontis del edificio consistorial para homenajearte y despedirte como un grande. Todos nosotros, tus colegas de tantos años, estábamos con pañuelos blancos y una notoria pena en nuestros rostros, igual que los transeúntes que pasaban por allí en ese momento, que en señal de respeto nos acompañaron en nuestro dolor. Te cuento, venías escoltado por todos los vehículos municipales, los mismos que en algún momento estuviste frente al volante en tu día a día, esta caravana te acompañó hasta el cementerio de nuestra ciudad, en medio de aplausos.

Sin duda, querido Juanito nos dejas un tremendo legado que nos debemos olvidar: El amor incansable que debemos tener por nuestras familias y el respeto por el otro, el compañerismo, no importa quién ni como seas.

Funcionarios Municipales de Los Andes

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