La angustia

La angustia

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Por: Dr. Denis Panozo V.

Es una pena que a veces aparece sin causa ni razón evidente, pero que indudablemente nos afecta, algunas personas prefieren ignorarla pensando que es algo pasajero, pero no es así.

“No se lo que me pasa”, es lo único que sabe una persona cuando lo asalta la angustia. La sensación claramente displacentera puede aparecer en el momento menos esperado, en el trabajo, en su hogar, en un viaje o después de un día agitado.

Repentinamente sin saber por qué, siente que el pecho se le aprieta, el aire entra con mas dificultad, se hace mas dificil respirar y se suma un deseo enorme de llorar, aunque las lagrimas se niegan a salir.

Así es la angustia, una sensación que todos los humanos hemos experimentado y sufrido por lo menos una vez en la vida. La angustia es una señal de alarma que nos anuncia la inminencia de un peligro. Cuando este es concreto, al tratarse de una cuestión de supervivencia, de pérdida de un ser querido o de una oportunidad ansiada, esta es una angustia real. En cambio cuando sobreviene por causas internas, es decir, producto de los propios pensamientos, se trata de una angustia interna. Esta se puede dar por alguna insatisfación con la vida, problemas económicos graves, la muerte de un ser querido, o recuerdo de un hijo que esta lejano etc.

Hay una forma de angustia básica, porque es parte de la condición humana, por ejemplo, al apagar la luz y sentirse solo con la almohada, aparece la pregunta existencial “quien soy” y al no poder encontrar una respuesta que lo satisfaga, comienza a sentir el discorfor de la angustia, igual puede suceder al entrar a la adolecencia, a la vejez y muchos al jubilarse y las mujeres al entrar a la menopausia. Si en cambio en estas circuntancias de la vida en que esta más vulnerable, uno se siente completamente insatisfecho probablemente ya no logre superar la angustia y entre a la depresión.

Es necesario entonces parar la escalada de sentimientos negativos que nos invaden, y si no somos capaces de superar estas vibras negativas y antes de entrar al abismo de la depresión hay que acudir al médico.

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