Mistraliana

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Luis González

Por: Luis González Reyes, presidente del Centro de Estudios para Asuntos Docentes (CEPAD)

En las últimas semanas, en el país y en nuestra ciudad hemos asistido a un tiempo y ambiente mistraliano. Enhorabuena porque las actividades destinadas a reconocer a Gabriela Mistral, y a su vez a reconocernos en ella –especialmente durante los seis años de permanencia de la poetisa en Los Andes- constituye un elemento importante de nuestra identidad local.

De las actividades destinadas al fin indicado, y al cumplirse ya setenta años de la obtención del Premio Nobel de Literatura cabe destacar, entre otros, el acto oficial organizado por la Municipalidad con presencia de autoridades, estudiantes y vecinos realizado en Coquimbito, la entrega de postales alusivas a la poetisa donadas por Fundación Pro Cultura, el recital poético realizado en la Biblioteca Municipal por los Amigos y colaboradores de la Biblioteca; el homenaje rendido en la Plaza de Armas organizado y convocado por el Concejal Octavio Arellano Zelaya, hecho que no es circunstancial ni azaroso, puesto que, durante su administración alcaldicia, se instauró el Barrio Histórico de Coquimbito e inserto en ese contexto la presencia de Gabriela Mistral; asimismo, el Taller Literario Ayllu, la exposición pictórica y temática en Calle Larga, la edición de una obra realizada por dos jóvenes escritoras han constituido hitos en estos homenajes.

La Municipalidad de Los Andes, el año pasado, con motivo del centenario de los Sonetos de la Muerte, con el apoyo de la Fundación Pro Cultura, publicó el libro “Lucila nació en Vicuña y Gabriela Mistral, en Los Andes”, del recordado profesor, investigador e Hijo Ilustre de Los Andes, Luis Rojas Jélvez, gran luchador por el rescate cultural y patrimonial de la ciudad y se comprometió a relevar en los establecimientos de su dependencia estos importantes contenidos.

Esto se ha plasmado en una serie de actividades que, con el valor agregado de la creatividad, el Departamento de Educación Municipal y, más específicamente la Coordinación Humanista de dicha entidad, han logrado que diversos establecimientos educativos representados por sus alumnos y docentes hayan leído y recitado poemas de Gabriela Mistral en la vía pública, siendo un esfuerzo valioso por trasladar a la cotidianeidad de nuestras calles, parte de la obra de la poetisa, ejecutándose con ello una suerte de ejercicio de ciudadanía poética mediante susurros mistralianos dirigido a los transeúntes.

Gabriela Mistral fue una escritora torrencial y prolífica, sus textos abarcaron poesía, ensayos, cartas, prosas, fijando su atención en múltiples y variados temas, tales como feminismo, política (de la buena), ruralidad, pobreza, latinoamericanismo y otros. Ello permite que aún hoy existan textos inéditos y que siempre nos revelan una faceta nueva; como ejemplo de lo dicho es lo vivido durante un verano con oportunidad de la Feria del Libro en Los Andes en el año 2002, cuando presenté al Profesor Rolando Manzano Concha del Centro Mistraliano de La Serena, de su brillante exposición transcribo como muestra dos reflexiones mistralianas:

• “La máquina continuará siendo la criada de la imaginación.”

• “Qué lento es el cuajo de una democracia en las costumbres y las instituciones y qué fácil para el párrafo de los discursos”.

La documentación que se conoce sigue arrojando luces sobre la personalidad de Gabriela: su sensibilidad poética tenía un fuerte componente social, de ello dan cuenta, como se ha señalado, toda su poesía y su prosa; la poetisa fue, sin embargo, fundamentalmente una solitaria que evitaba ser adscrita a clubes, grupos y círculos, por ello considero aún más relevante una faceta de su vida que ha pasado hasta ahora inadvertida, quizás por la misma naturaleza de la organización de la que formó parte: durante los seis años de su vida en nuestra ciudad, integró, como Secretaria y miembro del Directorio, la Liga Protectora de Estudiantes de Los Andes, institución filantrópica de silenciosa solidaridad fundada por su gran amigo Maximiliano Salas Marchán y que hasta hoy sigue vigente apoyando a estudiantes talentosos y de escasos recursos de la educación pública.

Deseable sería que las actividades de divulgación y reconocimiento no sean solo coyunturales y se inserten, más bien, en un proceso continuo y permanente de su vida y de su obra, de esta forma se obedece también a lo que Albert Camus llamaba “la memoria del corazón” aquella que proviene de los afectos, del sentimiento y que está más allá del mero conocimiento.

Para esto ayudaría, entre otras iniciativas, una que numerosos ciudadanos e instituciones hemos venido señalando hace años: que la Municipalidad pueda, a través de una donación o algún proyecto, adquirir para la ciudad la casa de Gabriela en Coquimbito y transformarla, como lo merecen la poetisa y Los Andes, en un foco mistraliano permanente de esta memoria del corazón.

Finalmente, hago presente que este 22 de diciembre se cumplen 101 años desde que sus “Sonetos de la Muerte” escritos en Los Andes, obtuvieran el Galardón de los Juegos Florales y comenzaran a hacerla universal y eterna.

¡Esa es y era la Gabriela Mistral Andina! Revivámosla y traigámosla una y otra vez a esta “tierra humilde y soleada”.

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