Camilo Cruz sobre la olla común de Los Copihues: “Un plato de comida no cambia la situación de una persona sin trabajo, pero le puede cambiar el día”

Camilo Cruz sobre la olla común de Los Copihues: “Un plato de comida no cambia la situación de una persona sin trabajo, pero le puede cambiar el día”

- en Los Andes
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Los jóvenes preparando los alimentos para los vecinos de Los Copihues, al extremo derecho Camilo Cruz Pozo, más atrás Hugo Delgado y Francisca Martínez
Joven administrador gastronómico organizó y cocina para los vecinos del sector donde ha vivido siempre.  
Camilo Cruz Pozo es hijo de un vecino de la Villa Los Copihues, por eso conoce muy bien la realidad del sector y cuando las necesidades quedaron en evidencia (y se incrementaron) ante el ataque del Coronavirus, sintió de inmediato la responsabilidad de cooperar de alguna manera con la gente de su barrio.Fue así como el joven de 26 años, administrador gastronómico titulado del Inacap, invitó a dos amigos -Hugo Delgado y Francisca Martínez- a cocinar con él y organizó una olla común pensada en principio para las personas de la tercera edad, la cual ante la dura realidad del desempleo se extendió para todo el que necesitara alimento.

La idea cobró vida y se hizo en principio únicamente los domingos, para luego incorporar los miércoles, entregando cerca de 130 raciones en cada oportunidad. “Se critica mucho a la juventud con todo esto del movimiento social, pero también nos podemos organizar y hacer un proyecto bien estructurado”, asegura Camilo.

“A los vecinos les ha gustado mucho la comida, porque yo me preocupo de que esté sabrosa, ya que me dedico a eso. Además, han entendido la situación de pandemia por lo que nunca llegan todos juntos ni se hacen filas”, indica el joven, quien se contactó con los feriantes para que le donaran verduras todas las semanas, posteriormente llegaron otras ayudas, las que se intensificaron tras la nota que publicamos en El Andino hace un par de semanas, donde se publicó su número de celular.

“En resumen, la olla común se hace gracias al aporte de ciudadanos anónimos o como la gente de la feria libre que nos coopera en forma totalmente desinteresada”, afirma Camilo, junto con advertir que la situación de Los Copihues es delicada en cuanto al riesgo de contagio por tratarse de block de departamentos, donde habitan muchas familias “a la vez, aquí hay una vida nocturna agitada y esos son factores que aumentan el riesgo de contraer la enfermedad”, señala.

“Mi mensaje para los jóvenes es a que respeten la cuarentena y las medidas que se están tomando para prevenir y no tener que llegar a colapsar el sistema de salud”, indica, haciendo hincapié en que él se pudo quedar haciendo la cuarentena en su casa, pero fue mucho más fuerte este deber autoimpuesto de ayudar a sus vecinos, organizar una olla común y cocinar para ellos.

Bien por Camilo. De aparecer muchas más personas como él en el camino, posiblemente, nos será más fácil superar la pandemia del Covid-19, pero sobretodo, dejar atrás la crisis social que esta nos está dejando y que se manifiesta todos los días con inusitada crudeza en diferentes sectores de Los Andes y de nuestro país.

Como dice Camilo: “Un plato de comida no cambia la situación de una persona sin trabajo, pero le puede cambiar el día”. No olvidemos esa frase.

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