Una institución y un adiós

Una institución y un adiós

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Ocupa y habita –en su tramo final- la pendiente del Cerro emblemático de las Piedras Paradas o Kicalcura; su construcción es singular con piedras y aterrazamientos en diferentes niveles, contrastando violentamente con su entorno posterior donde antaño existiese un pequeño parque, hoy, totalmente abandonado por la negligencia y el olvido.

La Biblioteca Municipal de Los Andes creada en la década de los 50 del siglo pasado habitó diferentes lugares, hasta llegar a vivir permanentemente en la ladera del Cerro. Primero una casona antigua de dos pisos contigua a la Iglesia de Santa Rosa, en el superior de esa dependencias funcionaba, en términos intermitentes, la Biblioteca, luego, en el subterráneo de la Municipalidad, posteriormente en dependencias anexas a la actual Casa de La Cultura, asimismo, en un pequeño espacio en la calle Las Heras para finalmente para recalar como un navío ilustrado en su actual emplazamiento. Lleva el nombre de un ilustre Marista Burgalés: Hermano Emeterio José.

A través de varias de esas dependencias y por más de 30 años ocupó un cargo hasta llegar a constituirse como Directora, Mariluz Márquez Espinoza, ella ha conocido –por tanto- los desvelos y preocupaciones que significó la construcción de la actual dependencia y a la cual se le diera continuidad para elegirla durante dos administraciones municipales.

Mariluz, en las próximas semanas se acoge a retiro y es de noble justicia reconocer, su labor de servicio comunitario en una institución que no solo pone a disposición de los andinos préstamo de libros y textos para consultas o a domicilio, asimismo, promueve concursos, imparte cursos de computación y otros, tiene una sección para no videntes y acceso para personas con movilidad reducid, y entre otras actividades, presta su amplio salón para actos de carácter social y comunitario. En suma, la Biblioteca Municipal es más que solo libros.

En el Egipto antiguo a las bibliotecas se le conocía como “casas de la vida”, y tal denominación constituye todo un acierto, porque la vida y muchas vidas están presentes en una biblioteca, ella surge al leer las páginas de sus textos y al hojearlas surgen sueños, emociones, sentimientos, personas y personajes, doctrinas e ideologías, testimonios y razones, bien lo ha dicho Jorge Luis Borges: “en una biblioteca habita el universo”. Cuanto más que, si sus textos no han sido expurgados o sometidos a censura la más amplia libertad tolerancia y diversidad se encuentran en las páginas de sus libros, es quizás por ello que las dictaduras suelen impunemente quemar libros.

El equipo de personas que acompañan a la Directora es de primer orden, dotado de competencias sociales como buen trato, gentileza, vocación hacia la comunidad, así se encuentra el señor Astudillo, María José, Belén, Paula y hasta algún tiempo don Hugo; ellos son testimonio de servicio comunitario como lo ha sido a través del tiempo Mariluz Márquez.

A las personas que hemos mencionado pero en especial a Mariluz, nuestros deseos de buenaventura, buenos augurios ya que ella puede decir, sentir y sentirse orgullosa de su obra, dado que la Institución a la que ha pertenecido por tanto tiempo, es un verdadero orgullo para la ciudad.

Luis González Reyes

Socio de la Biblioteca

Presidente del Centro de Estudios Para Asuntos Docentes (CEPAD)

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